YO TENIA SIETE AÑOS

Yo tenía siete años
y jugaba papagayos en las colinas
cercanas de mi casa.
Al atardecer, mi madre
me sentaba sobre sus piernas
y en voz alta y lastimada
me leía un poeta romántico.
El poeta sollozaba a la luz de la luna
y hablaba de las regiones
oscuras de la muerte.
Yo casi no entendía
pero sin embargo se me iba haciendo
un nudo* en la garganta.
La voz de mi madre, trémula,
a ratos se quebraba.
Nos afligíamos en aquel largo corredor
hasta bien entrada la hora del crepúsculo,
cuando alguien
silenciosamente en los rincones
comenzaba por encender las lámparas.
Mi padre, campesino, sólo parecido
a sí mismo, vigoroso,
se paseaba por el corredor con pasos sosegados
y miraba a lo lejos, en pantalla la mano
sobre los ojos,
como si a lo lejos el destino atisbara.
Mi madre perseveraba en su nostalgia.
Y soñaba.
-No, no Juan, el mundo es otra cosa.
Y mi padre seguía mirando fijamente
un punto remoto en lontananza.
El destino para él no podía estar
en otra parte.
Y por la línea del horizonte
caminaba al revés
y muy adentro entonces a sí mismo se miraba.

Francisco Pérez Perdomo(*En el libro que se publicó dice la palabra: "mundo" pero estuve en casa viendo uno de los ejemplares que le habían dado al poeta, y de su propia mano había una corrección que dice: "nudo". Poema extraído del libro "Y también sin espacio" publicado en el año 1996)

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